Uno de los lugares turísticos de Colonia que aún nos quedaba por conocer era el Museo de Chocolate (Schokoladenmuseum) y la visita de mis padres fue la excusa perfecta para tacharlo de la lista.
El museo es de la empresa Lindt y lo cierto es que después de la visita la impresión general es que, a pesar de ser no estar mal, podrían haberlo hecho un poco más interesante.
Lo mejor del museo es sin duda la ubicación. Está justo en la ribera del Rin muy cerca de la catedral y de la parte más antigua de la ciudad, y como parte del museo es acristalado, durante la visita se tiene una vista del río muy parecida a la que se tendría desde un barco que navegue por él.
La entrada cuesta 7,50 €, y con ella te regalan una chocolatina. Tiene una primera parte donde explican todo lo relativo al cultivo del cacao, incluso hay un pequeño jardín tropical con las condiciones climáticas necesarias para la planta del cacao. Después se llega a una zona donde se puede ver en funcionamiento la maquinaria para la fabricación del chocolate, donde también hay una fuente de chocolate en la que mojan galletas y las reparten entre los visitantes.
Después viene la parte de la historia del chocolate, donde se pueden ver desde tradiciones de los pueblos fabricantes de chocolate (principalmente americanos), hasta cómo han ido evolucionando las cajas de bombones. Para finalizar se puede pasar por la tienda del museo donde hay chocolate para dar y tomar, de todas las formas y sabores, aunque un poco caro si lo comparas con los precios que se encuentran en las tiendas.
Para nosotros era visita obligada y no estuvo mal para pasar una mañana de domingo.
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