En Alemania en general (y Colonia no es una excepción) la gente suele usar bastante la bicicleta para moverse. No sólo es cosa de gente joven, personas de todas las edades usan la bicicleta como medio de transporte. Y hasta usan unos remolques para llevar a los niños. Lo bueno de usar la bicicleta es que uno hace algo de ejercicio y además es barato (aquí la gasolina normal está a más de 1,40 €). Al ser una ciudad bastante llana también es relativamente fácil usarla y no requiere hacer gran esfuerzo.
Aunque no es oro todo lo que reluce y también tiene sus cosas no tan buenas. Lo primero es que no todas las calles tienen carril-bici con lo cual a veces uno tiene que compartir la calle con coches y a veces también con el tranvía. Además las calles por la noche están muy poco iluminadas (ahora se está haciendo de noche a las 17:30), y aunque es obligatorio el uso de luz en la bicicleta, resulta complicado ver obstáculos por la noche. Otro gran problema es que la gente no respeta mucho a las bicicletas, y así en el carril bici uno puede encontrar desde peatones que se meten sin mirar hasta coches aparcados. Y por último el clima no es el más indicado para ir en bici, la lluvia limita mucho la visibilidad por la noche, y el frío hace capas de hielo en la calle que provocan caídas seguras. Por poca visibilidad y por poco respeto de la gente nosotros ya hemos tenido nuestra primera caída (una cada uno), por suerte sin consecuencias importantes.
Nosotros usamos la bici para los desplazamientos cortos como ir al trabajo o a clase de alemán, que no suponen más de 10-15 minutos.
Para desplazamientos más largos (más de 5 Km) usamos el tranvía que no está mal. Pero otro día hablaremos del transporte público de Colonia.
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